La Comisión ha publicado hoy su noveno informe sobre la cohesión, en el que se muestra que la política de cohesión está cumpliendo su objetivo de reducir las disparidades económicas, sociales y territoriales en toda la UE.
Se han hecho grandes avances para reducir las diferencias que existen entre los Estados miembros y las regiones, reforzando el mercado único de la UE y velando por que la UE siga invirtiendo en el capital humano y el desarrollo sostenible. Aprovechar todo el potencial de cada región refuerza la competitividad y la resiliencia de la Unión en su conjunto.
Impulsar el crecimiento económico y el empleo
La política de cohesión es un motor importante del desarrollo sostenible y del crecimiento económico. A largo plazo, se espera que cada euro invertido a través de la política de cohesión se triplique de aquí a 2043, lo que equivale a una tasa de rendimiento anual de aproximadamente el 4 %. Según las estimaciones, gracias a la política de cohesión se crearán 1,3 millones más de puestos de trabajo en la UE de aquí a 2027, gran parte de ellos en sectores relacionados con las transiciones ecológica y digital. La política de cohesión también garantiza que el desarrollo económico de las regiones tenga un efecto indirecto positivo en el mercado único de la UE, gracias a las conexiones comerciales y de inversión.
A finales de 2022, la financiación en el marco de la política de cohesión para el período 2014-2020 había apoyado a más de 4,4 millones de empresas, había creado 370 000 puestos de trabajo en esas empresas y representaba alrededor del 13 % de la inversión pública total en la UE, alcanzando el 51 % en el caso de los Estados miembros menos desarrollados.
En 2024, se cumplen veinte años desde que la UE acogiera a nuevos Estados miembros en su mayor ronda de ampliación hasta la fecha. Durante este período, el PIB per cápita medio de los Estados miembros que se han adherido desde entonces ha aumentado del 52 % a casi el 80 % de la media de la UE. La brecha con el resto de la UE se ha reducido a la mitad. La tasa de desempleo en esos Estados miembros ha disminuido de una media del 13 % al 4 %.
Invertir para llevar a cabo la transición ecológica sobre el terreno
Con un presupuesto de 392 000 millones de euros, los programas de financiación de la política de cohesión para el período 2021-2027 seguirán invirtiendo en la competitividad de Europa, las transiciones ecológica y digital, el capital humano y la inclusión social, y la conectividad física y digital, reforzando al mismo tiempo la participación de los ciudadanos. En el contexto de la persistente escasez de mano de obra, la política de cohesión seguirá abordando cuestiones como el desempleo juvenil y el aprendizaje permanente.
Se han programado más de 100 000 millones de euros para apoyar medidas ecológicas a través de proyectos centrados en las infraestructuras para las energías renovables, la eficiencia energética, las redes de transporte sostenibles y las iniciativas de conservación de la naturaleza. La política también dará prioridad a la investigación e innovación, lo que permitirá a las regiones desarrollar tecnologías ecológicas.
La política de cohesión ya ha tenido un efecto notable en la consecución de la transición ecológica, ya que se asignaron 69 000 millones de euros a este fin en el marco de dicha política entre 2014 y 2020. Gracias a estas inversiones, 550 000 hogares se han beneficiado de una mayor eficiencia energética en los edificios, lo que ha reducido sus facturas energéticas; se crearon 6 000 megavatios de capacidad de energías renovables (lo que significa que ahora se cubren las necesidades anuales de electricidad de aproximadamente 4 millones de hogares en la UE); se pusieron en marcha medidas para proteger a 17 millones de personas contra las inundaciones; se aplicaron medidas de conservación de hábitats en 3,4 millones de hectáreas; y 6,9 millones de personas obtuvieron acceso a un mejor suministro de agua.
El informe publicado hoy destaca que el cambio climático agrava las desigualdades regionales, dado que repercute en mayor medida sobre las regiones costeras, mediterráneas y sudorientales de la UE. En esas regiones, los costes del cambio climático pueden ascender a más del 1 % del PIB anualmente. La transición hacia una economía climáticamente neutra debe llevarse a cabo de manera justa y equitativa, ya que las regiones cuentan con capacidades distintas para aprovechar los beneficios que aporta. Ese es el motivo por el que, mediante la política de cohesión, se invierte para crear empleo y oportunidades en todas las regiones, aumentar la resiliencia frente al cambio climático y mitigar los riesgos.
Llevar a cabo la transición digital en todas partes
La digitalización traerá consigo un aumento de la productividad, así como innovación y un mejor acceso a los servicios. Sin embargo, las regiones de la UE no tienen la misma capacidad para utilizar las nuevas tecnologías. Mediante la política de cohesión se invirtieron 14 000 millones de euros entre 2014 y 2020 para superar la brecha digital, tanto social como geográfica, por ejemplo, mejorando el acceso a la administración electrónica y a los servicios de sanidad electrónica, y fomentando el despliegue de la banda ancha en las regiones remotas y rurales. El rendimiento de las redes fijas ha mejorado en todos los Estados miembros y 7,8 millones de hogares se han beneficiado de una conexión de banda ancha mejorada.
Durante el período de programación 2021-2027 se invierte de manera significativa en la digitalización: se destinan alrededor de 40 000 millones de euros a este fin, que abarca el desarrollo de competencias digitales, las tecnologías digitales y el acceso a una conexión a internet más rápida en todas las regiones de la UE.
Al mismo tiempo, la política de cohesión también ayudará a las personas a adquirir las capacidades adecuadas para adaptarse a los cambios que conllevan las transiciones ecológica y digital, con 45 000 millones de euros destinados a la educación y la formación.
Una política de cohesión flexible que dé resultados en tiempos de crisis
La política de cohesión proporciona una fuente estable de inversión pública durante los períodos de restricción presupuestaria. Al tiempo que ha ido cumpliendo su objetivo a largo plazo de invertir en medidas estructurales que fomenten el crecimiento en pro del desarrollo y el empleo, así como de ayudar a las regiones en el contexto de los cambios demográficos y las transiciones ecológica y digital, la política de cohesión también ha demostrado ser una herramienta flexible para apoyar a los Estados miembros y a las regiones en tiempos de crisis.
A este respecto, la política contribuyó a la rápida movilización de recursos para atender las necesidades a corto plazo durante la crisis sanitaria de la COVID-19. Mediante los dos paquetes de apoyo puestos en marcha en la primavera de 2020 (IIRC e IIRC+), la política de cohesión canalizó 23 000 millones de euros para luchar contra la pandemia, en particular apoyando la adquisición de respiradores, vacunas y medicamentos para los hospitales, la contratación de más personal sanitario y la prestación de servicios de asistencia a domicilio para los grupos vulnerables. Dado que la crisis repercutió gravemente sobre las pymes, la financiación para la cohesión también ofreció apoyo financiero urgente para estas, a fin de que invirtieran en equipos informáticos y de garantizar que pudieran adaptarse a la «nueva normalidad». Gracias a este apoyo, todas las categorías de regiones volvieron a sus niveles de PIB de 2019 tan solo dos años después de la crisis sanitaria de la COVID-19, algo que contrasta con lo que pasó en el caso de la crisis financiera de 2008, de la que algunas regiones tardaron más de diez años en recuperarse.
En el marco de la política de cohesión, también se ofrecieron financiación y medidas de flexibilidad para ayudar a las regiones a acoger a las personas huidas de la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania. Esta financiación apoyó medidas de emergencia, como la construcción de centros de acogida y refugios, así como la inversión en hospitales móviles y saneamiento. También se prestó apoyo en los ámbitos del empleo, la educación y la inclusión social; por ejemplo, en forma de cursos de idiomas, asistencia psicológica y acceso a servicios de atención a la infancia y asistencia sanitaria.
Extraer enseñanzas para el futuro
Aunque se está alcanzando una convergencia, el informe señala que siguen existiendo algunos retos. Entre ellos se encuentran las disparidades a nivel subnacional entre las grandes áreas metropolitanas y el resto de regiones, así como las regiones que han caído en una «trampa para el desarrollo» y que se están quedando rezagadas. Los cambios demográficos repercuten también en estos retos, ya que muchas regiones se enfrentan a una disminución de la población en edad de trabajar, a una población joven que se marcha a otros lugares y a dificultades para retener el talento. Esto demuestra la importancia de apoyar la cohesión regional y de invertir en empleo y oportunidades para la próxima generación de Europa.
Tomando nota de lo aprendido de la aplicación de la política de cohesión, y teniendo en cuenta al mismo tiempo las experiencias relacionadas con otros instrumentos, como el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, en la Comunicación relativa al noveno informe sobre la cohesión se señala la necesidad de reflexionar sobre cómo mejorar el diseño de la política de cohesión para cumplir mejor los objetivos del Tratado. Algunos de los aspectos relacionados con esto son la gestión de las dinámicas económicas emergentes y los nuevos desequilibrios, la adaptación del apoyo a las necesidades regionales, una ejecución más rápida, una mayor simplificación, una orientación hacia los resultados y una vinculación con las reformas reforzadas, y medidas de flexibilidad integradas para reaccionar ante acontecimientos imprevistos.
Las conclusiones del noveno informe sobre la cohesión se examinarán por primera vez durante el próximo Noveno Foro sobre la Cohesión, que se celebrará los días 11 y 12 de abril de 2024 en Bruselas. Varios representantes, desde partes interesadas hasta autoridades nacionales, regionales y locales, reflexionarán sobre la manera en que la política de cohesión puede seguir garantizando que ninguna región se quede atrás con respecto a los cambios estructurales en curso.
Contexto
Cada tres años, la Comisión publica su informe sobre la cohesión: un informe que evalúa el estado de la cohesión económica, social y territorial de la UE en ese momento, presenta los progresos realizados y las lecciones aprendidas, y muestra el papel de la UE como motor del desarrollo regional.
El informe se basa en datos: analiza la evolución de la cohesión con arreglo a una amplia gama de indicadores, como la prosperidad, el empleo, los niveles de educación y la gobernanza.
Una visión más clara de lo que se ha logrado y de lo que aún queda por hacer orientará las políticas e inversiones de la UE para ayudar a las regiones a lograr un crecimiento equilibrado y sostenible a largo plazo.
Más información
Noveno informe sobre la cohesión
Ficha informativa del noveno informe sobre la cohesión
Plataforma de datos abiertos sobre la cohesión
Kohesio
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Cita(s)
Desde sus inicios, la política de cohesión ha desempeñado un papel importante a la hora de garantizar la cohesión económica, social y territorial de la Unión Europea, así como de reducir las disparidades en materia de desarrollo entre sus distintas regiones. Se ha mostrado flexible a la hora de ayudar a superar las consecuencias de las crisis recientes, como la pandemia de COVID-19 y la agresión injustificada de Rusia contra Ucrania. La política de cohesión también desempeñará un papel clave a la hora de garantizar que nuestras regiones contribuyan plenamente a las transiciones ecológica y digital, así como a la competitividad a largo plazo de la economía europea.
Valdis Dombrovskis, vicepresidente ejecutivo responsable de Una Economía al Servicio de las Personas
La política de cohesión es sinónimo de una Unión más fuerte y resiliente, nuevas oportunidades, una nueva prosperidad y una mejor calidad de vida. El proceso de puesta al día de Europa Central y Oriental en los últimos veinte años lo demuestra. No obstante, siempre podemos mejorar. Es importante hacer balance y seguir abordando los retos actuales, como son las disparidades internas que existen en los Estados miembros. Al tiempo que mantenemos los principios fundamentales de la política de cohesión, como su planteamiento de base local y el principio de asociación, podemos explorar un marco de programación más simplificado, acelerar la ejecución y reforzar la vinculación con las reformas. De esta manera garantizaremos que la política de cohesión siga promoviendo un desarrollo territorial armonioso y actúe como el adhesivo que mantiene unida a Europa.
Elisa Ferreira, comisaria responsable de Cohesión y Reformas
La UE invierte con ahínco en las personas de toda la UE. Con casi 96 000 millones de euros, el FSE+ ayuda a los Estados miembros a reforzar una Europa social mediante proyectos tangibles que mejoran de manera concreta la vida de las personas en todo el continente. La financiación de la UE nos ayuda a garantizar que la transición hacia una economía digital y más ecológica sea justa y ofrezca oportunidades para todos. El increíble ritmo del cambio tecnológico exige que los trabajadores sigan desarrollando nuevas capacidades. Nuestra inversión en las personas impulsa la competitividad de Europa y ayuda a preservar nuestra cohesión social.
Nicolas Schmit, comisario responsable de Empleo y Derechos Sociales
Fuente: DG Comm European Commission
Audiovisual: EC AV Portal