Bruselas, 25 de febrero de 2022
Los sucesos ocurridos hoy representan un momento decisivo para Europa. Se están arrojando bombas sobre mujeres, hombres y niños inocentes. Todos temen por su vida y muchos están muriendo. Todo esto está pasando en 2022, en el corazón mismo de Europa. El presidente Putin ha decidido volver a traer la guerra a Europa. Se trata de una auténtica invasión de Ucrania. Es algo que pone en tela de juicio nuestro orden de paz.
Pero hoy también afirmo lo siguiente: la Unión Europea se mantiene unida. Los dirigentes europeos condenaron anoche de forma unánime los ataques atroces efectuados sin mediar provocación. Ahora tenemos que estar a la altura. Pediremos cuentas al Kremlin. Así lo demuestra con claridad el paquete de sanciones masivas y selectivas aprobadas por los dirigentes europeos, que tendrá el máximo impacto en la economía rusa y en su élite política. Se basa en cinco pilares: El primero es el sector financiero; el segundo, el de la energía; el tercero, el de los transportes; el cuarto, los controles de las exportaciones y la prohibición de su financiación, y, por último, la política de visados. Permítanme destacar algunos de los puntos más importantes.
En primer lugar, este paquete incluye sanciones financieras que cortan el acceso de Rusia a los mercados de capitales más importantes. Nuestro objetivo actual es el 70 % del mercado bancario ruso, pero también empresas públicas clave, entre otros, en el ámbito de la defensa. Estas sanciones incrementarán los costes de endeudamiento de Rusia, aumentarán la inflación y erosionarán gradualmente su base industrial. También atacamos a la élite rusa limitando sus depósitos para que ya no puedan esconder su dinero en lugares seguros en Europa.
El segundo gran pilar se centra en el sector de la energía, un sector económico clave, que beneficia especialmente al Estado ruso. Nuestra prohibición de exportaciones afectará al petróleo al impedir que Rusia modernice sus refinerías de petróleo, que le generaron unos ingresos por exportación por valor de 24 000 millones de euros en 2019.
El tercer punto es que prohibimos la venta de toda clase de aeronaves, piezas de recambio y equipos a las compañías aéreas rusas, lo que deteriorará un sector clave de la economía rusa y la conectividad del país. Tres cuartas partes de la actual flota aérea comercial rusa se construyeron en la Unión Europea, los Estados Unidos y Canadá, por lo que son enormemente dependientes a ese respecto.
El cuarto es que vamos a limitar el acceso de Rusia a tecnologías cruciales. Restringiremos el acceso de Rusia a tecnologías importantes que necesita para construir un futuro próspero, tales como los semiconductores o las tecnologías punteras.
Y, por último, los visados. Los diplomáticos y grupos afines, así como los empresarios, dejarán de tener un acceso privilegiado a la Unión Europea.
Como siempre, estas medidas están estrechamente coordinadas con nuestros socios y aliados. Por supuesto, se trata de los Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá y Noruega, pero ahora también se suman a ellos Corea del Sur, Japón o, por ejemplo, Australia. Nuestra unidad es nuestra fuerza. El Kremlin lo sabe y ha intentado todo lo posible para dividirnos, pero ha fracasado por completo. Ha conseguido exactamente lo contrario. Estamos más unidos y tenemos más determinación que nunca.
Para concluir, permítanme subrayar que estos acontecimientos marcan, de hecho, el inicio de una nueva era. Debemos ser muy claros en nuestro análisis: Putin está intentando subyugar a un país europeo amigo y está intentando redibujar los mapas de Europa por la fuerza. Debe fracasar y fracasará.
Gracias por su atención.
Fuente: Departamento de Prensa de la Representación en España de la Comisión Europea
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